Los restaurantes nacionales fuera del país son un arma de doble filo para el nacional que está haciendo turismo o se ha mudado a otro país. Criticar es muy fácil, pero conseguir que cocineros extranjeros elaboren platos de otra cultura es un trabajo complicado y de mucha constancia.
Cuando viajamos buscamos emociones nuevas, pero siempre que nos encontramos con un restaurante “made in nuestro país”, le hacemos un guiño y exclamamos una frase inteligente como “¡Mira un intento de restaurante español!”, riéndonos de que alguien trate de acercar nuestra cultura a un lugar diferente.
Cuando nos mudamos a un país extranjero, ese “made in Spain” nos resulta más tentador, y decidimos probarlo, a ver si tenemos suerte y nos sirven los guisos de la abuela.
Pero una vez entramos empezamos a sacar errores de todo: de la decoración, de la música, de l@s camarer@s, de la carta… y cuando probamos la comida todavía suele ser peor: “esto de español no tiene nada”, “le falta aceite”, “¿y a esto lo llaman tortilla de patatas?”, y salimos con el sentimiento de que el restaurante nos ha fallado.
Lo que no tenemos en cuenta al hacer tan rudos comentarios es que ese negocio está en un territorio diferente y se dirige a un público que no es español. Siempre se centrará y preferirá contentar a ese target nacional, antes que tener contentos a los 3 o 4 españoles que andan cerca (y que además sólo critican los platos). Además, para hacer auténtica comida española hacen falta productos y cocineros “made in Spain”, cosa que no siempre es fácil de conseguir. La batalla entre el que entiende de cocina española y el cocinero de otra nacionalidad es dura, conlleva tiempo y cambio de costumbres. Traer producto español a otro país también incrementa los costes en la factura y en la carta, algo a tener en cuenta por el controller financiero.
Por ello no debemos criticar con tanto ahínco algo que lleva mucho trabajo construir; y hemos de entender que puedan tratarse de recetas españolas en el origen, pero que han sido adaptadas a un público diferente. Claro que hay ingleses/alemanes/chinos/japoneses/australianos… que desean comer comida española de verdad, pero la mayoría quieren seguir disfrutando de platos e ingredientes más conocidos.
Ejemplo de ello son los famosos Restaurantes “Chinos” que encontramos en cada esquina de cualquiera ciudad española. Si vamos a China, probablemente no sea esa la comida que encuentres, pero es la quieres comer cada vez que vas o llamas a domicilio (que no son pocas…).
Incluso deberíamos agradecer a este tipo de restaurantes aventureros que publiciten la “Marca España” y den a conocer nuestro país. Gracias a empresarios como ellos nuestra cultura culinaria se va conociendo más y nuestro país consigue despertar mayor interés.